viernes, 6 de octubre de 2017

ARQUEOLOGÍA URBANA EN JEREZ

Tratando de entender los cambios que sufre continuamente nuestra ciudad, pregunté al eminente Doctor en Arquitectura Carlos Lira Vázquez (con quien tengo una amistad entrañable), cómo podría hacer para remontarme en el tiempo y poder saber cómo se han transformado las calles de Jerez durante sus 445 años de existencia. Carlos Lira –amable como siempre- me aconsejó que entre otras cosas, me asesorara por un buen arqueólogo que manejara a la perfección lo que es la “arqueología urbana”. Yo entendía la arqueología de otra manera, además que no conozco aquí en Jerez a ningún arqueólogo de valía que quiera compartir sus conocimientos conmigo de a gratis.
Ahondando en el tema, leí que esa modalidad de arqueología estudia todo lo que impulsa y provoca cambios en el territorio, tanto en lo geomórfico, urbanístico, organizativo y social. Se parte de la idea que la ciudad es un ente vivo, en constante cambio y evolución. El patrimonio arqueológico es algo más que los restos recuperados del estudio del subsuelo. La aplicación de registro de los arqueólogos al estudio de edificios o de retículas urbanas ha comportado un progreso fundamental en el conocimiento de la ciudad histórica.
La primera descripción que he encontrado de las casas de Jerez, está en “Las Relaciones Geográficas de la Villa de Xerez” de 1584, cuyo manuscrito original está en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid, bajo la signatura "9.25-4/4662-VIII”. La transcripción ha sido realizada por Francisco del Paso y Troncoso. Citada por Valentín García Juárez en "Historia de la Fundación de Jerez" y por Eugenio del Hoyo en "Jerez corona a su Reina" (Revista realizada en 1961). En mi archivo particular existe una copia facsimilar extraída directamente de los originales que están en Madrid. (Aclaro: no está en Internet). Y ahí dice en la contestación a la trigésima primera pregunta: “… que los edificios de las casas en que viven en esta dicha Villa son casas bajas, sin sobrados, de tapias de tierra muerta y, las cubiertas, con vigas y terrados de tierra, la cual madera se trae de los montes de Tlaltenango, a dieciocho leguas de aquí, que es donde se labra la dicha madera, porque por causas de la guerra no la osan sacar de las sierras comarcanas a ellas…”.
Luego, en diversos documentos tenemos descripciones pero solo de los edificios representativos de la arquitectura religiosa (templo de la Limpia Concepción y capilla del Hospital de San Miguel).
A fines del siglo XVIII y principios del XIX encontramos censos donde se especifican barrios de la villa de Xerez, incluso hasta una solicitud que hace el ayuntamiento de la villa ante el intendente de la provincia de Zacatecas, que lo era Francisco Rendón, para obligar “por medios suaves” a los vecinos para que blanqueen el frente de sus casas.
Para 1800, la villa de Xerez de la Frontera no era lo que creemos, solo un caserío informe, casas de adobe, chozas y ranchitos o puestos. Ni siquiera por la calle del Espejo donde vivían los descendientes de los fundadores los edificios presentaban características que los hicieran duraderos. Fue hasta el siglo XIX en que se construyeron formalmente los edificios que hoy caracterizan a nuestra ciudad. Mismos edificios que sufrieron el abandono, el saqueo, la destrucción, siendo reconstruídos parcialmente en la década de los treinta del siglo XX. Bastante ha cambiado el nombre de las calles de Jerez desde el siglo XIX hasta la actualidad. Desde principios del 1800, cuando se determinó por mandato el urbanizar la Villa de Xerez, algunos barrios y calles comenzaron a ser conocidos, como el ya legendario Barrio de San Miguel en la parte poniente de la villa, el barrio “Del Oro”(que era originalmente donde se fincó la villa de Xerez); el barrio de “los de Guanajuato” (toda la salida norte), el rancho de San Pedro, el barrio del rescoldillo, llamado así, porque ahí vivía “el rescoldo” de la sociedad, gente pobre que no tenía ni para comprar ropa. Hay nombres que no nos imaginamos siquiera a qué calle actual corresponden.
Después, la documentación es más rica y así podemos reescribir la historia jerezana, aunque a veces hay confusión, por los nombres antiguos de las calles. Y ahí les van algunos: callejón de la Cerbatana, del Recuerdo, de Diana, del Nardo, de los Pajaritos, de la Palma, del Jardín, de las Campanas, de Nuestra Señora de Guadalupe. Calles como: Del Relox, de la Purísima, de los Gallos, Tacuba, del Álamo, cerrada de la Parroquia, Molinos de San José, de las Higueras, etc. Plazuelas como de la Loza y del Mercado.
Con el invento de la fotografía se enriquecen los testimonios gráficos de lo que era Jerez. Hay varias colecciones de gráficas que nos van presentando diversas etapas de nuestra ciudad.  Por ejemplo, la colección del Pbro. J. Rosario González, de 1928, que es la más rica de todas. La colección “Garfias” de la que he podido resguardar gran parte y que nos presenta los frentes de las casas jerezanas en la década de los 70, y muchas otras colecciones particulares.
De lo casi que no he encontrado fotos, es de cuando se amplió la calle de San Luis y Emilio Carranza (Del Hospicio), solo recuerdo que por muchos años los frentes de las casas seguían derrumbados. Si alguien tiene gráficas de ese entonces (1964-65) le agradeceré me permitiera copiarlas.
Con la reconstrucción de los frentes de las fincas del primer cuadro de la ciudad, al tumbarles por completo el enjarre, pude apreciar las diversas reconstrucciones, cómo eran los vanos de puertas y ventanas, las diversas modificaciones, y apoyado con muchas fotos que estuve tomando, aunque se enojaran los encargados de obra, enriquecí mucho los conocimientos sobre las fincas jerezanas. Es un proyecto en el que he estado trabajando por varios años, y me gustaría podré ofrecer un trabajo bien documentado, bien explícito sobre historia, leyendas y narraciones de las calles de Jerez.
Por cierto, las placas de cantera que se pusieron en varias calles de Jerez en que se aprecian fechas desde que supuestamente llevan el nombre, son solo una buena intención, pues no tienen nada de veracidad histórica…
FRESNILLO. El sábado 30 de septiembre fui invitado a participar en un foro de historia en Fresnillo, organizado por el “Club amigos de Fresnillo”. Aunque me dio “pánico escénico” cuando me tocó exponer, le hice la lucha de salir adelante, y más mal que bien saqué al gallo de la milpa. Parece que les gustó. Por cierto me preguntaron por los cronistas de Jerez, pero solo les pude dar razón del adjunto, Héctor Manuel Rodríguez Nava, que es el único que anda en joda. Los otros, nomás presumen que son y uno hasta su credencial de la asociación de cronistas se la cuelga de la camisa o camisola, pa’ que vean que sí es… pero nunca he sabido que haya escrito una sola crónica.

LIBROS. Todavía hay libros. “Leyendas y Relatos de Jerez” (5 tomos), “Conozco Jerez”, “Historias de aparecidos y Tesoros”, “La cocina tradicional jerezana”, “Retazos de mi mantel” y otros. Los puede encontrar en los portales del mercado (en la REBOCERÍA DE FRANCIS), en VIDEO REC (por la calle de San Luis), PUBLICACIONES SOFIA (calle San Luis antes de llegar al puente), Casa Museo de “Ramón López Velarde”, ARTESANIAS VIQUEZ (junto a la Presidencia), REGALOS ALEJANDRA (calle San Luis No. 76 A), “DELICIA JEREZANA” (Calle Juárez, cerca de la Parroquia), ARTESANÍAS DEL SANTUARIO (Calle Aquiles Serdán), CHOCOLATE EVEYLOR (Esquina Aurora y calle del Espejo, donde estaba “La Bola”) y en REFORMA 51 (en la Plazuela, frente a donde está don Carlos García, el Porky, con sus duros y tostadas).

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